LA ESENCIA DEL ARTE
El arte es una forma de sabiduría práctica. El hombre llega a expresar la verdad de su relación hacia Dios, el Creador de todo ser, mediante la belleza de sus obras de arte. Asi, en el arte se unen conocimiento y habilidad para dar forma en un lenguaje comprensible a la vista y al oido, a la verdad interior de una realidad, e intentar asi que salgan a la luz en la obra de arte la plenitud del ser de Dios y su constante devenir (10).
Esta interpretación teológica es guia que lleva por encima de todos los intentos de definición hacia la esencia de arte y belleza. Esta interpretación abarca de manera deductiva como su más preciada explicación todos los demás rasgos del arte, y por esta razón puede ser válido como criterio para la autenticidad de toda estética filosófco-ideológica (en libre transcripción de Platón «lo bello muestra el camino a lo bueno»).
En resumen, Dios mismo es en su perfecta «bondad» y «belleza» tanto principio como fin de cada arte. En todas sus obras se halla el destello de su esencia e incluso en ellas encontramos el marco mismo para nuestra actividad artística. El arte como tal justifica esta aproximación teológica, porque en muchas culturas el arte surge de la adoración del ser supremo. En la jerarquía de las formas de manifestación artística hay pues que situar en el lugar más elevado a aquellas que proceden del ámbito espiritual o litúrgico, debido a que están en estrecha conexión con la llamada del hombre hacia su «fin último».
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